viernes, 17 de diciembre de 2010
Antes no me gustaba ir a Melincué, me aburría allá (diciendo la verdad, es un lugar bastante aburrido). Nunca había nada que hacer, terminaba durmiendo, leyendo o tomando sol, deprimiendome, hablando por celular, siempre sola. Ahora me encantaría poder ir los domingos como iba antes, extraño eso, extraño que mi abuela esté allá y no veo la hora de que salga de ese sanatorio de mierda. Extraño cuando nos cocinaba, ravioles, helado, albondigas, las papas fritas mas ricas, o cuando nos hacía camisones que siempre terminaban en un cajón. Ojalá que algún día pueda volver a su casa y yo pueda volver a visitarla como antes. Fuerza nona, te quiero mucho.
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